El tradicional armado se había trasladado a algunos espacios públicos antes de las lluvias del domingo y los armadores apenas llegaron a cubrir las estructuras antes de que llegase el agua.
El enorme Tribilín que armaron los chicos de la esquina de 10 y 36 se salvó milagrosamente de la fuerte tormenta que acechó la región y la provincia durante el domingo y en el inicio de la semana. Quienes lo rescataron fueron los vecinos que se movilizaron durante la madrugada para taparlo con lonas u otros materiales.
La escena se repitió en distintos puntos de la ciudad, en donde la tradición del armado de estructuras para celebrar la llegada de un nuevo año y “quemar” el que se va se había empezado a repetir.
Los vecinos de Barrio Norte, que desde hace más de 40 años trabajan de forma ininterrumpida todos los meses de diciembre en la esquina de 10 y 36, habían llevado el muñeco desarmado, pero ya pintado y listo para emplazar sus piezas, a la rambla de 32 y 10. Para hacerlo tuvieron que caminar cuatro cuadras haciendo fuerza entre varias personas para trasladar primero el cuerpo del muñeco, luego los brazos y finalmente la cabeza.