Luchó toda su vida por saber qué pasó con su hijo José Luis Romero, uno de los desaparecidos de la ciudad. Murió a los 97 años.
Las organizaciones de derechos humanos se vieron entristecidos este jueves por el fallecimiento de María Elocadia Ojeda de Romero, una de las Madres de Plaza de Mayo de La Plata, una luchadora de toda la vida en busca de conocer el destino de su hijo José Luis Romero, quien está desaparecido desde el 21 de agosto de 1976, cuando fue secuestrado de su casa en el barrio de Gambier.
Como ocurrió con la mayoría de las madres de desaparecidos, aquella tragedia transformó su vida y la convirtió en una luchadora por el resto de su existencia.
Había nacido en Corrientes el 9 de diciembre de 1926, por lo que María Elocadia murió a los 97 años. Vivió en aquella provincia hasta su adolescencia, cuando se mudó a Lobos, en la provincia de Buenos Aires. A los 20 se casó con Sixto Luis Romero y se instaló en la ciudad de La Plata.
Tuvo tres hijos y se dedicó a ser ama de casa y enfermera. Antes del golpe de 1976 vivía con su esposo y dos de sus tres hijos. Al momento de su desaparición, José Luis tenía 27 años, era empleado de Segba (hoy Edelap) y militaba en la JP de La Loma, estaba casado y ya no vivía en la casa de sus padres. Su esposa estaba embarazada y su hija Gabriela nació unos meses después a su secuestro.
Una de las últimas fotos de María Elocadia Ojeda de Romero, la Madre de Plaza de Mayo de La Plata fallecida a los 97 años
Según recuerda la propia María Elocadia, a José Luis le habían dado un aviso previamente, las fuerzas represivas fueron a asustarlo, lo habían ido a buscar, pero no se lo llevaron en ese momento, sino al día siguiente.
El primer acercamiento de ella a Madres fue cuando se confirmó la desaparición de su hijo y para ella fue una contención muy importante. Siempre recuerda que juntas eran imparables y que nadie podía detenerlas a la hora de buscar y preguntar.
En un testimonio recogido por la Secretaría de Derechos Humanos de la facultad de Periodismo de la UNLP María recuerda que primero se reunían en la Plaza San Martín de La Plata y que todos los jueves iban en tren a la Plaza de Mayo en Capital. “Hemos tenido algunas corridas, como cuando en Lujan nos sacaron todas las fotos, nos Atropellaban con motos”, cuenta.
E insiste en que a las Madres no las paraba nadie. “Todo por buscar a nuestros hijos. No teníamos miedo y queríamos saber. He ido con mi nietita de pocos días a una iglesia donde estaban los marineros para ver si nos daban algún dato. No nos interesaba el tiempo que perdíamos, todo era pelear”, dice.
“Era luchadora como pocas, un roble. Compañera, fuerte, cariñosa”, la recuerda su sobrina Emilce Romero, desde la Sala Osacar donde este jueves despiden a María. Cuenta entonces que también es una sobreviviente de la inundación de 2013 en La Plata. Vivía en el barrio La Loma y aguantó con más de un metro y medio de agua en su casa hasta que pudieron rescatarla.
En aquel testimonio grabado en video, María dice a veces se sentía triste por el recuerdo de José Luis, su hijo desaparecido. “Entonces me digo, menos mal que he luchado cuando pude hacerlo”, se consuela. Ese legado es el que le dejó a sus otros hijos y sus nietos que en este momento de dolor la recuerdan con todo el orgullo.