Un persistente e intenso olor a gas generó alarma entre los vecinos del centro de La Plata, aunque todavía se desconocen las razones del hecho.
“¿Se sabe por qué hay tanto olor a gas en el centro?”, escribió una lectora preocupada este medio y se sumó así a otros tantos vecinos alarmados por el fuerte olor que pudo percibirse en el microcentro de La Plata durante la mañana de este miércoles.
Aunque los frentistas ensayaron varias explicaciones posibles, lo cierto es que todo apunta a un conocido fenómeno climático en la ciudad: la inversión térmica.
En diferentes grupos de vecinos se planteó el interrogante acerca del olor que invadió a la ciudad. “Acá en la zona de 3 y 51 es insoportable, es como olor a azufre”, indicó una vecina del centro de la ciudad.
Hasta el momento, ni las autoridades de YPF ni Camuzzi dieron precisiones sobre lo sucedido, sin embargo este fenómeno estaría relacionado al citado fenómeno del clima que se produce cuando las nubes atrapan los gases que usualmente se disipan en la atmósfera.
En este caso, el proceso se podría haber visto reducido generando los fuertes olores que en general son vinculados a material orgánico en descomposición o a azufre.
Lo sucedido ganó interés rápidamente entre los vecinos, muchos de los cuales se volcaron a las rede sociales para dar cuenta de lo que estaba pasando e intentar además encontrar una explicación.
Lo cierto es, sin embargo, que todavía se desconoce a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió en pleno centro de la ciudad.
¿Qué es la inversión térmica?
A la espera de una confirmación oficial, todo indica que el fuerte olor que se pudo percibir en La Plata desde las primeras horas de este miércoles tendría que ver con la inversión térmica. Se trata de un fenómeno climático conocido en la ciudad, que ha provocado mal olor y despertado el malestar de los frentistas en varias oportunidades durante los últimos años.
Los especialistas han explicado en ocasiones previas que este fenómeno se produce cuando el aire caliente de la zona urbana no puede fluir por la presencia de nubes bajas que dejan atrapadas las emanaciones cerca de la superficie. Como no puede escapar, el oloroso aire se acumula y lo que usualmente es imperceptible para el olfato humano de pronto se vuelve una gran molestia.
“Si hay algún incendio cercano podemos percibir que el humo queda, no se disipa, por ejemplo”, agregaron los expertos. Lo que ocurre es que el olor suele elevarse, pero con este fenómeno queda atrapado en las capas más bajas de la atmósfera, por lo que se vuelve más fuerte y por más tiempo.