Se trata de Luis Fernando Iribarren, que estaba preso hace casi 30 años y no regresó de una salida transitoria a la Facultad de Ciencias Económicas en La Plata.
Uno de los asesinos más sanguinarios de la historia del país se escapó del penal de Lisandro Olmos, en el oeste de La Plata; y es intensamente buscado en la región. Se trata de Luis Fernando Iribarren, conocido como “El carnicero de Giles” quien gozaba del beneficio de salidas transitorias para estudiar en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
El hombre, que llevaba 28 años cumpliendo su condena en la cárcel, salió el último jueves de la cárcel con el permiso para ir a realizar un curso de extensión en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE), pero no regresó a la Unidad N° 26 en la que cumple su condena.
Iribarren, quien se licenció como abogado antes de cometer los crímenes, contaba con el aval del Juzgado de Ejecución N° 1 del Departamento Judicial de Mercedes para realizar el curso que, según indicaron fuentes de la UNLP, él mismo pagó.
Aunque había trascendido que se encontraba cursando estudios en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJyS), fuentes de esa misma unidad académica desmintieron esa novedad en diálogo con este medio.
Voceros de la FCE, por su parte, indicaron que todavía no cuentan con información respecto de lo sucedido, mientras las fuerzas de seguridad y, en especial, los miembros del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) buscan determinar qué fue lo que falló y cuál es el paradero del tristemente célebre homicida.
La macabra historia de “El carnicero de Giles”
Iribarren nació de Tuyutí, un aislado paraje rural cercano a la localidad bonaerense de San Andrés de Giles; pero luego se mudó a la ciudad. En 1986, a los 21 años, en el pueblo, asesinó a toda su familia con una carabina: su padre, de 49 años; su madre, de 42 años; su hermano, de 15 y su hermanita, de 9. Todo se destapó en 1995, cuando la policía descubrió que Luis Fernando había asesinado a una tía.
El asesinato a su familia ocurrió en el paraje Tuyutí. Ocurrió durante la noche, cuando todos dormían. Luego de cometer los crímenes,los enterró en una fosa a 40 metros de la casa de campo donde residían.
“Los maté porque les tenía bronca. Sin pensar mucho, pero sabiendo que estaba cargada, agarré el arma y entré en la pieza en la que dormían mis padres y mi hermana. Con la certeza de que tenía ubicados los cuerpos y de que no me hacía falta mirar, cerré los ojos y les disparé. No sé si fueron dos o tres balazos a cada uno” confesó Iribarren.
Durante nueve años, el Carnicero de Giles ocultó el crimen. Cuando sus amigos le preguntaban por su familia, Iribarren contestaba que se habían ido de viaje a Paraguay, amenazados por deudas.
¿Cómo se descubrieron los asesinatos?
En 1995 Luis Fernando Iribarren asesinó a su tía, de 63 años, con un hachazo en la cabeza. Quiso enterrarla en el patio pero un vecino notó un olor nauseabundo en el patio, llamó a la Policía, que al llegar a la vivienda encontró el cuerpo de la mujer y luego, los restos de los demás familiares.
Sobre este crimen declaró: “Ella estaba muy enferma y decidí terminar con su sufrimiento… Primero la quise asfixiar. La agarré del cuello con mis manos. Como no se moría, fui a buscar el arma que guardaba en la mesa de luz pero no tuve el coraje de dispararle porque me acordé de lo que les había hecho a mis padres y a mis hermanos y no soportaba hacerlo otra vez”. Y siguió: “Al llegar al patio vi el hacha. En realidad había dos hachas, pero agarré la que tenía el mango más largo y volví a la habitación de mi tía. Me paré al costado de la cama y le pegué dos golpes en el costado izquierdo de la cabeza”.