Las calles de la región se han transformado en una trampa mortal durante el 2025. A más de un mes para el brindis de fin de año, la estadística ya superó ampliamente los registros del ciclo anterior. Las motos, protagonistas principales de una tragedia que no discrimina zonas ni horarios y que exige medidas urgentes.
La inseguridad vial en La Plata dejó de ser una luz amarilla para convertirse en una problemática que desvela a las autoridades y a los vecinos por igual, con números que hablan por sí solos y duelen. Cuando todavía falta más de un mes para cerrar el calendario, la morgue judicial ya contabilizó 70 personas que dejaron la vida en el asfalto, una cifra que expone el descontrol vehicular en la región.
El contraste con el período anterior es lo que más impacta y enciende las alarmas. Si se mira el espejo retrovisor hacia el 2024, aquel año cerró con un total de 57 fallecidos en los 365 días. Hoy, sin haber terminado el 2025, la estadística ya se supera por casi quince muertes, un salto cuantitativo que resulta estremecedor y marca un retroceso brutal en materia de seguridad vial.
Al desmenuzar la siniestralidad, los números son fríos pero contundentes: se produjeron 63 accidentes fatales en estos meses. El dato más cruel recae sobre los rodados menores: 39 de los cuales (61.9%) fueron protagonizados por motociclistas, convirtiéndose en el eslabón más débil de la cadena. El triste ranking se completa con nueve víctimas correspondientes a peatones, la misma cantidad para automovilistas y un saldo de seis ciclistas fallecidos.
Uno de los episodios más negros de esta crónica ocurrió alrededor de las 6 del sábado 22 de marzo y en el kilómetro 50 de Ruta 2. La tragedia golpeó a metros del acceso al Parque Industrial II, en la zona de Abasto. Allí, una moto Rouser NS 160 —que luego se confirmaría que tenía pedido de secuestro por robo— trasladaba imprudentemente a cuatro personas y terminó incrustada contra el acoplado de un camión Scania que viajaba mano a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Sin embargo, la muerte no distinguió fronteras dentro del Gran La Plata. Los incidentes fatales no se focalizaron en un único punto conflictivo, sino que mancharon el mapa de toda la región, extendiendo el luto también a las ciudades vecinas de Berisso y Ensenada, que no escaparon a esta tendencia alcista.
Un análisis fino de las estadísticas revela un cambio de patrón respecto al ciclo previo. A diferencia de lo ocurrido anteriormente, la tragedia tuvo una constancia macabra sin importar la estación. Hasta agosto de 2024 habían fallecido 23 personas y en los últimos 4 meses de aquel año murieron los 34 restantes, mostrando una concentración a fin de año. En cambio, en este 2025, la curva de mortalidad no tuvo picos estacionales, sino que se mantuvo casi constante a lo largo de todo el año.
Esa regularidad en la siniestralidad arroja una conclusión que hiela la sangre: el promedio mensual de 2025 está por encima de seis víctimas, lo que se traduce en una frecuencia de más de un muerto por semana en las calles del Gran La Plata. El asfalto platense no dio tregua ni siquiera en los meses que, históricamente, solían tener una merma en el caudal de tránsito y accidentes.
Estos números obligan a reabrir el debate sobre qué está pasando en la vía pública y la necesidad imperiosa de aplicar políticas de fondo. Si bien el 2024 mostró otra dinámica, la tendencia al alza que asomó en el segundo semestre de aquel año parece haberse cristalizado definitivamente en este 2025, configurando un escenario crítico que demanda una revisión integral del tránsito, los controles y la convivencia urbana en todo el partido.
