La pasajera holandesa sufrió un paro en el vuelo que iba de Ámsterdam a Ezeiza y el médico la mantuvo con vida hasta el aterrizaje de emergencia.
En la madrugada del martes, en el vuelo que iba desde Ámsterdam a Ezeiza se vivieron horas de gran tensión cuando los pasajeros empezaron a pedir la presencia de un médico que asistiera a una mujer de nacionalidad holandesa que había sufrido un paro cardíaco. En seguida, el médico platense Jonatan Mareco comenzó a asistir a la paciente y a practicarle maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), mientras el piloto cambiaba la ruta de su vuelo para aterrizar de emergencia en San Paulo, Brasil.
En medio del caos por la desesperación de los demás pasajeros, con la falta de espacio propia de los pasillos de los aviones, las turbulencias, con solo dos tubos de oxígeno y tratando de comunicarse con el esposo de mujer, que hablaba neerlandés, el médico platense de 36 años practicó las maniobras de RCP durante una hora y media, hasta que la mujer pudo ser asistida en Brasil.
“La mujer no tenía pulso y, con lo que teníamos en el avión, se hicieron los procedimientos médicos de mantener la vía aérea permeable y ver que no tuviera hipoglucemia”, explicó Jonatan.
En las tareas, el médico fue asistido por una colega de Chaco que se colocó a los pies de la paciente. Con la ayuda de otras personas que oficiaron de intérpretes, Mareco pudo comunicarse con el esposo de la mujer que, según estima, tendría unos 42 años, para saber sus antecedentes médicos.
Consultado acerca de lo agotador que pudo haber sido practicar RCP durante una hora y media, el médico respondió: “Fue terrible porque no sabíamos dónde estaban las cosas, la barrera idiomática, el poco espacio para trabajar, con turbulencia y la gente aglomerada alrededor tratando de mirar”.
Las maniobras de RCP, que sirven para que el corazón siga bombeando sangre con oxígeno a los órganos vitales, se mantuvieron hasta el aterrizaje y requirieron también del suministro de oxígeno.
En el aeropuerto de San Pablo, Brasil, la mujer fue asistida por los médicos de emergencia. “Después no supe más nada”, afirmó el médico, que se desempeña en el Hospital San Juan de Dios y en el Italiano, como médico reumatólogo.
“De la aerolínea quedaron en contactarse pero no supe más nada”, agrega y destaca que su presencia en el avión, al igual que la de la médica que también participó, fue fortuita, ya que casi se quedan sin viajar porque el vuelo se había sobrevendido.